arrow-left-s arrow-left arrow-right-s arrow-right arrowhead-downarrowhead-upchurch couple facebook instagram logo-icon payment searchtwitter white-chevron-upyoutube

Hacer Un Gran Silencio

“Más y más extraño” decía Alicia al ir avanzando a través del País de las Maravillas. Y nosotros podemos decir lo mismo a medida que vamos avanzando a través de la Semana Santa. Estos días no tienen realmente precedente, ni paralelos. A pesar de que habían sido vislumbrados en el Antiguo Testamento, representaron una especie de shock para todos los testigos del Evangelio.

El Sábado Santo es el más silencioso de todos. No tiene la brusca y violenta calidad del Viernes Santo. Tampoco puede jactarse de contar con el milagro y espectáculo del Jueves Santo. Carece de la intriga de capa y espada que hay tras la escena del Miércoles de Traición. No es, tampoco, tan hermoso como el Domingo de Ramos.

Sin embargo, puede ser el día más peculiar de este conjunto de días. Después de tanta historia y espectáculo, esperamos… Algo Grande.

Pero en lugar de ello la pantalla se queda en blanco. La línea se corta.

En medio del silencio del cielo, el sonido de los pájaros por la mañana parece algo tremendamente ruidoso y fuera de lugar.

Una homilía de la Iglesia primitiva expresa este asunto vívidamente: “¿Qué es lo que está pasando? Hoy hay un gran silencio sobre la tierra, un gran silencio y una gran quietud. Hay un gran silencio porque el Rey duerme; la tierra estaba aterrorizada y quieta, porque Dios dormía en la carne y resucitaba a los que hacía siglos dormían. Dios ha muerto en la carne y el inframundo ha temblado”.

Como somos cristianos experimentados, sabemos que el espectáculo vendrá. Esta noche, en la liturgia de la Vigilia Pascual, habrá fuego, agua y música. Habrá velas y sonido de campanas. Habrá pan y vino. La Iglesia cantará el Gloria y gritará esa palabra de ocho letras que ha sido suprimida durante muchas semanas. Incluso si lo único que podemos hacer es ver la Vigilia en la pantalla desde una ubicación remota, aun así podemos asombrarnos por el acontecimiento que conmemora, e incluso por la conmemoración misma.

Entonces deberíamos sintonizar la ceremonia de esta noche. Pero deberíamos de empezar a prepararnos ya desde ahora.

Tal vez falten algunas horas para La Vigilia. Tenemos tiempo, así que preparémonos de una manera apropiada. Como veremos el evento en la pantalla, alejémonos un poco de nuestras pantallas, con algo de anticipación. Apaguemos el teléfono, la computadora portátil, la tableta y la televisión. Ustedes decidan cuánto tiempo es el apropiado. Ustedes decidan cuánto tiempo beneficiará a su alma. ¿Una hora? ¿Dos horas? ¿Tres o más?

Observemos un “ayuno digital” y pasemos un tiempo en silencio de pantallas.

Si tenemos que escuchar cómo Dios nos hablará a través de nuestras pantallas esta Semana Santa, preparemos el camino que él utilizará para hacerlo. Hagamos de estas horas no una relajación de nuestro ayuno de la temporada, sino una intensificación de él.

Si lo hacemos, gritaremos esa palabra hebrea de ocho letras (siete en español, NDT) como nunca antes, y la diremos en serio: Ale—-. ¡Alabado sea el Señor!

Ve Más Profundo

Regrese a nuestra página de Semana Santa