In the internet age, it’s hard to erase anything from our digital footprints: everything we click on is logged somewhere to be used to sell us a product or an experience down the road. Everything we post on our social media platforms creates a log of our thoughts, choices, and behavior throughout time.
While it’s nice to be able to look back on positive memories, it can be painful or embarrassing to recall others. What’s even harder is that this online record can foster a tendency to reduce a person to his worst mistake.
We believe in a God who doesn’t keep score, whose mercy is greater than any sin we commit. We are more than any wrong we have done.
When we are tempted to dwell on our sinfulness, we should recite the words from the Gospel of Luke, “Jesus, Son of David, have mercy on me.” (Lk 18:38) And He will.
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En la era del Internet, es difícil borrar cualquier cosa de nuestras huellas digitales: todo en lo que hacemos clic está registrado en algún lugar para ser usado en un futuro para vendernos un producto o una experiencia. Todo lo que colocamos en nuestras plataformas de redes sociales crea un registro de nuestros pensamientos, elecciones, y de nuestro comportamiento a lo largo del tiempo.
Pese a que es bonito hacer memoria de lo positivo, puede ser doloroso o vergonzoso recordar a algunas personas. Lo más difícil es que este récord en línea puede fomentar una tendencia a ver de menos a esas personas basándonos en el peor error que ellos cometieron.
Nosotros creemos en un Dios que no lleva una cuenta, un Dios cuya misericordia es mucho mayor que cualquier pecado que hayamos cometido. Todos somos más que cualquier mal que hayamos hecho.
Cuando estemos tentados a permanecer en nuestros pecados, debemos recitar las palabras del Evangelio de San Lucas, “Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí”. (Lucas 18:38) Y Él lo hará.