La noticia de la muerte del papa Francisco se regó como pólvora y cuando el reloj marcaba las 2 de la madrugada en Los Ángeles, una hija despertó a Nazara Navarro para informarle lo que había ocurrido con el sumo pontífice nacido en Buenos Aires, Argentina.
“Mamá, se murió el papa”, le dijo la hija.
Navarro, residente en el sur de California, se levantó. Ella todavía tenía presente las imágenes que se divulgaron el domingo de pascua en donde Francisco participó por última vez. Con pocas horas de descanso, esta mujer ha estado monitoreando las noticias en diferentes medios y al mediodía acudió a la Iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles en donde se rindió homenaje al que fue el primer papa de origen latinoamericano.