Gracias a que María creyó las promesas que el Señor le hizo fue posible que todos llegáramos a ser hijos e hijas de Dios, dijo el arzobispo José H. Gomez de Los Ángeles durante una Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México.
“Estamos llamados a vivir como nuestra Madre, es decir, glorificando a Dios con nuestra vida, hablándole al mundo de las grandes cosas que Él ha hecho por nosotros en Jesús”, dijo el arzobispo Gomez al dirigirse a más de 300 peregrinos que, desde California, llevaron a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe sus peticiones particulares.
Esta numerosa peregrinación, que contó con la participación de feligreses de ocho parroquias de la Arquidiócesis de Los Ángeles, llevó consigo cientos de intenciones de oración de aquellos fieles devotos de la llamada Patrona de las Américas que por diversas razones no pudieron unirse al grupo de peregrinos que visitó el santuario en la capital mexicana.
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