Ahora que nos toca votar este año, creo que todos nos damos cuenta de que existen algunos problemas en nuestra democracia.
Podemos ver las cosas obvias: la polarización, la falta de caridad y de cortesía con respecto al modo con que abordamos nuestras diferencias; vemos las dificultades que nuestros líderes políticos parecen tener a la hora de trabajar juntos y de buscar llegar a acuerdos para el bien común.
Pero las preguntas más profundas sobre nuestra democracia se originan dentro del corazón humano: ¿Quiénes somos y por qué lo somos?
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