En el corazón del Adviento está María, nuestra Santísima Madre. Su figura siempre aparece tempranamente dentro de esta temporada santa, mientras celebramos su Inmaculada Concepción el 8 de diciembre.
Nuestra liturgia de Adviento va siguiendo el camino del designio divino para la historia de la salvación. El nacimiento de ella lo recordamos durante el tiempo de espera del nacimiento de su Hijo, Nuestro Señor y Salvador.
Jesús y María están unidos en el misterio del plan de Dios para el mundo. Y están unidos en el misterio del plan que Él tiene para la vida de ustedes y para la mía.
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