El 8 de agosto, ordenaré ocho nuevos sacerdotes para la familia de Dios de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
Todo nuevo sacerdote es un signo del amor de Dios y del cuidado que Él tiene de su pueblo y nuestros nuevos sacerdotes serán enviados a servir en medio de esta persistente pandemia de coronavirus que sigue trastornando nuestras familias, nuestra economía, nuestras escuelas y nuestras parroquias.
Estos meses de pandemia han alterado también la manera en la que nuestros sacerdotes viven su vocación y el modo en el que desempeñan su ministerio hacia las personas.
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