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UN TRAIDOR EN LA CASA DEL AMOR

Miércoles de traición es uno de los nombres tradicionales de este día que está en el centro de la Semana Santa. Su poco común nombre proviene de una frase del Evangelio. Judas fue a encontrarse con los miembros del Sanedrín para traicionar a Jesús y entregárselo a ellos. Y ellos le pagaron por su cooperación. Y luego, “desde ese momento.”, según nos dice el Evangelio, “andaba buscando una oportunidad para entregárselo”.

A partir de ese momento, estaba al acecho, espiando, buscando el momento adecuado.

Debe haber querido hacerlo. El pago consistió en treinta piezas de plata, lo cual no era una cantidad pequeña. Un trabajador cualificado podía tener que trabajar duro durante cuatro meses para ganar esa cantidad.

Pero tampoco fue un gran pago. El ungüento usado para los pies de Jesús valía más del doble de esa cantidad. Judas era el tesorero de los apóstoles y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella (Juan 12, 6). Probablemente tuvo acceso a algunas donaciones generosas. Incluso pudo haber solicitado algunas de ellas.

Pero tal vez estaba fastidiado de vivir una doble vida. Tal vez se había cansado de estar ante Jesús, estando consciente de que el Maestro sabía que era un ladrón. Tal vez estaba harto de sentirse manchado ante la presencia de la inocencia perfecta.

Una doble vida es más que doblemente estresante y Judas sabía que no podía sobrellevarla. Tendría que elegir uno de los dos caminos. O le confesaba sus pecados al Maestro y prometía no pecar más, o dejaba al Maestro, dándole la espalda.

Y eligió retirarse de ahí, pero sacando un provecho económico con su salida. Buscó, pues, una oportunidad para traicionar a Jesús.

A lo largo de los siglos, la gente se ha cuestionado acerca de las motivaciones de Judas, asombrándose de que alguien pueda vivir tanto tiempo con Jesús y luego deshacerse de él por tan poco.

¿Pero acaso no hacen muchos pecadores eso mismo? ¿No hay mucha gente que se confiesa de sus pecados, pero no tiene la intención real de abandonarlos? ¿Acaso no hay muchas personas que hacen su acto de contrición, pero mentalmente conservan abiertas sus opciones, para el caso de que se presente otra oportunidad para pecar?

Cuando pecamos, elegimos otra opción diferente a Jesús, y con frecuencia lo vendemos mucho más barato de lo que lo hizo Judas.

El Miércoles de Traición tal vez fue la última oportunidad real que tuvo Judas para arrepentirse y la desperdició.

Ahora que está por terminar la Cuaresma, es un buen momento para que nos preguntemos qué es lo que hemos hecho de esta temporada. ¿Hemos progresado realmente en dejar atrás el pecado?

El Miércoles de Traición fue la última oportunidad de Judas. Nosotros no sabemos cuándo será la nuestra. Incluso ahora, no es demasiado tarde para arrepentirnos, para elegir a Jesús y empezar de nuevo.